¿A quién no le gusta la pasta y los tallarines? Bueno, te comentamos que es posible degustarlo con las llamadas pastas integrales. Y se llaman asi porque el proceso de fabricación de la pasta se realiza utilizando harina de trigo integral. La harina blanca a diferencia de la harina integral es refinada (se utiliza del grano solamente el almidón, separándolo del salvado y el germen que son las partes más nutritivas). Este proceso se realiza básicamente para que la pasta tarde menos tiempo en hervir puesto que la masa queda más blanda.
El proceso de fabricación se realiza así desde tiempos remotos; antiguamente se creía que la pasta blanca era más “pura” que la integral (básicamente debido al color). Cuando en realidad es todo lo contrario, porque la pasta blanca, como todo alimento fabricado con harina blanca, casi no posee nutrientes.
La pasta blanca contiene simplemente proteínas y almidón, en cambio la pasta integral, al contener salvado y germen, posee además fibra, grasas (buenas), minerales y vitaminas. Además de su contenido nutritivo, la pasta integral ofrece las mismas posibilidades que el resto de tipos de pasta. Pero por ser rica en fibra, minerales y vitaminas B, la pasta integral es una fuente excelente de hidratos de carbono que aportan energía de liberación lenta.
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